En 1945 es condenado a veinte años y un día por rebelión militar. Aunque pasa por seis centros penitenciarios, cumple la mayor parte de la condena en la prisión del Coto de Gijón. Allí mata el tiempo leyendo, escribiendo y dibujando para olvidar el hambre y las penurias que padece. Unas condiciones que no se reflejan en las fotografías que realiza, previa autorización, el 5 de abril de 1947, en las que aparecen sus compañeros y los empleados de la prisión. Su traumática experiencia penitenciaria marcará el resto de su vida.